martes, 10 de diciembre de 2013

Crónica de mi vista al Museo del Romanticismo


Hace unos días estuve paseando por el arte y la historia de uno de los rincones más pintorescos de Madrid: el Museo del Romanticismo. ¿Alguna vez habéis visitado este museo? Es una preciosidad de cuento.


Renovado y en espléndidas condiciones, este museo dedicado al periodo del Romanticismo (siglo XIX) recibió a un grupo de blogueros con mucho entusiasmo y amabilidad. Me agradó volver a esta casa-museo que parece un palacete lujoso con sus lámparas acristaladas en los techos.

Subimos la elegante escalera donde las palabras piratas de Espronceda nos animan hasta el primer piso, donde comienza el recorrido de salas engarzadas como habitaciones de un hogar decimonónico. Se respira el ambiente de aquella época en el que sus habitantes se reunían en la sala de bailes para danzar no más de cuatro veces con una misma pareja o agitar sus abanicos en un complicado juego de mensajes mientras el rico mobiliario ostentaba el status social de los anfitriones. La apariencia lo era todo. La alta sociedad debía anunciar su opulencia y blindar su reputación contra todo rumor. Un protocolo tan severo fue la semilla para el movimiento del Romanticismo, cuyos artistas y escritores encarnaron con gran pasión. Por encima de la razón y la etiqueta, más allá de la aceptación de sus congéneres, el romántico por excelencia se rebelaba contra las normas establecidas. Su arte apelaba al sentimiento más exacerbado, al idealismo de épocas pretéritas que sugerían un estilo de vida más lírico, creativo y compasivo.

Es un placer aislado del mundanal exterior sumergirse entre estas salas perfectamente amuebladas para la residencia de aquella época. Repletas de objetos cotidianos, nos sorprenden unos marcos de fotos de actrices sobre un piano. En el cuarto infantil, muchos juguetes aún reconocibles como soldaditos de plomo y casas de muñecas brillan con recuerdo melancólico bajo la mirada de retratos post-mortem de los niños que una vez los usaron.

Apetece dedicarle varias horas a esta casa-museo porque el tiempo pasa volando y hay muchísimo que ver. Cuadros de gran belleza en todas las paredes empapeladas de colores intensos, vitrinas que atesoran tarjeteros de baile o un curioso aunque particular brazalete confeccionado con pelo funerario. Después de todo, el concepto de la muerte ha evolucionado mucho a lo largo de los años.

Aunque no pudimos esta vez degustar té y tarta en el encantador Café del Jardín, nuestra visita disfrutó del lujo de un pase privado a la biblioteca. Con sumo cuidado, y usando guantes para proteger los antiguos volúmenes, nos enseñaron ejemplares de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, Cuento de Navidad de Dickens y, mi favorito, La divina comedia de Dante, dos tomos enormes ilustrados que todos los presentes miramos con la misma devoción que sus cuidadores.










Os invito a perderos una tarde fría en este museo, pues os acogerá con calidez y os hará olvidar el tráfico y los deberes.

Babel de antaño.

17 comentarios:

Gloom dijo...

Si yo fuese a un museo así disfrutaría como una enana!!!

Natalia (Arte Literario) dijo...

Qué boniiito, me lo apunto para cuando tenga la oportunidad de ir a Madrid ^_^
Besos

Anónimo dijo...

Qué preciosidad todo, incluida la narración, muchacha :P
Yo también me apunto el sitio para visitar algún día cuando vaya a Madrid, ¡un abrazo! ^^

Atrapada dijo...

Que envidia!!! no tenía ni idea que hubiese dicho museo (esto de vivir en pueblos a veces es una m...) jaja Me encantaría visitarlo porque me encantan los libros y pelis ambientados en esta época, los muebles son todos preciosos!

Besos =)

Freyja Valkyria dijo...

¡¡Joder!! (perdón XD) ¿¿Cómo es posible que aún no haya ido?? Madre mía, que empanada estoy, que no conozco estos sitios tan bonitos *_* Pues, ¿sabes qué? Como soy una envidiosilla yo también voy ir, ea jajaja ;)

Un besote preciosa!!!

Vir dijo...

¡Qué preciosidad! Veo que lo pasasteis genial y que además era todo precioso *_* ¡Qué envidia!

Un beso!

Anónimo dijo...

Que preciosidad! mira esas sillas omgerd

Aglaia Callia dijo...

¡Qué bonito todo! Si fuera por allí, a ver quién me saca ;)

Besos.

Unknown dijo...

Que envidia me das! Ni siquiera sabía que existía ese paraíso ^^. En cuanto tenga la oportunidad iré a verlo, porque por lo que he visto tiene que ser precioso!

Caminante dijo...

¡Qué lugar más curioso! No lo conocía. Y esos libros... preciosos.
Un beso!

Bess dijo...

Wow!! Me han encantado las fotos y estoy segura de que es un lugar precioso para visitar! Con lo que me gusta esa época! No saldria de alli! Y los libros!! Hermosos!! :) Me imagino lo mucho que has disfrutado! Me anotaré el lugar para visitarlo!! Nos leemos! Besos!!

Margari dijo...

Ooooh, qué bonito! Yo quiero ir!! Gracias por esta visita que nos has dejado hacer contigo!
Besotes!!!

SantitAh dijo...

Qué lindo lugar!
Ya quisiera un museo como ese por acá.

Que andes bien.

Miss_Cultura dijo...

Lo conocí antes y después de la renovación tiene una escalera que me encanta <3 ¿fuiste a la tienda? me compré dos marcapaginas preciosos <3 tengo que visitarlo más a menudo que vivo al lado pero es un placer enorme, la pistola de Larra....tiene cosas super curiosas

besos

Pinkiland dijo...

Oh, que museo tan encantador, me alegro que disfrutaras tanto!
Besos.

MyuMyu dijo...

No conocía la existencia de dicho museo y es que, como quien dice, apenas he salido de mi pueblo. Me encantaría poder ir a Madrid y ver cosas, poder tener esas experiencias.
Me alegra que lo disfrutaras tanto y me ha gustado mucho la forma en que has descrito la experiencia porque es como si lo hubiera estado viviendo yo misma.
¡Un beso!

Margy dijo...

¡Hola!
Ooooh *.* Me encanta. Me lo apunto, si alguna vez voy a Madrid, sitio por el que tengo que pasar *.*
Me alegro que te lo pasaras tan bien ;)
¡Besitos!